Publicado en Revista NEO Hace unos días, en Acatitlán, visité a mis vecinos, un par de amigos artistas, ambos productivos y siempre a la caza de un oasis con el que nutrir y desarrollar su parte creativa y libre los fines de semana. Me cautivó el diseño de su casa, llena de rincones especiales: una impresionante ventana con vista al cielo para apreciar las estrellas, un balcón encantador para ver las mariposas, un estudio desde el que pueden divisar a los nietos en el lago de peces, un ventanal para observar cómo abren las flores que alimentan y entretienen a las abejas, quienes a su vez polinizan plantas de diferentes tipos para mantener el justo equilibrio ecológico.