Hace algún tiempo fui a visitar el cementerio de Valle de Bravo el día de muertos. Me encanta esa mezcla de olor a flores de cempasúchil, mezcal, mole caliente y tortillas. Estaba absorta en la atmósfera mística, los rostros, las conversaciones, los trajes, la música que provenía de una radio, los colores de las flores y los de las tumbas recién pintadas. De repente, sucedió un hecho que capturó toda mi atención. Una chica sentada con su familia se apartó del grupo para atender una llamada en su Motorola rosa. Me quedé estupefacta cuando la escuché ultimar los detalles para emprender con su amiga un viaje al mismísimo zócalo del D.F. ¡Para posar desnudas en las fotos de Spencer Tunick!</P> <P>¿Lo que estaba escuchando era una contradicción o es que me encontraba ante un signo claro del EFECTO (que luego bautizaríamos como “Mezcal”) de las influencias globales integradas a lo más tradicional y enraizado de nuestros mitos y costumbres