Survivor, Diario de supervivencia para cuando todo pase. Cap 9.
CAPÍTULO 9. SESGOS POR AQUÍ, SESGOS POR ALLÁ: COVID EDITION.
Abres la despensa. No hay café. Es una necesidad imperiosa tomar tu taza para empezar el día. ¿Cómo no viste que faltaba? Te vistes rápido y sales. Pero hay mucha gente en la calle, cada vez más gente. ¿No estábamos en cuarentena? ¿en la desescalada? ¿Qué hacen ellos afuera? ¡Qué irresponsables! ¿Por qué no están en su casa?¿Por qué no están usando cubrebocas? Yo sí tengo justificado estar afuera. Necesito café. O tengo que pasear a mi perro. O sólo salí 15 minutos en bici y no necesito la mascarilla. Inserte aquí cualquier razón. El hecho es que nosotros justificamos para nosotros mismos las razones para salir a la calle, pero no lo justificamos para los demás. Eso, en psicología social, se llama “sesgo de correspondencia” o “error atributivo”. Nosotros (sin información suficiente) decimos que los demás se comportan de cierta manera o están locos o son irresponsables. O sea que atribuimos su conducta negativa a factores internos, sin llegar a pensar qué puede provocar que estén comportándose de esa manera por influencia de factores externos (tal vez también se les acabó el café).
Todos los días convivimos con sesgos. Pero en situaciones como la actual, donde estamos extra-atentos a nuestros propios comportamientos y pensamientos, se vuelven casi tangibles.
Por ejemplo, el sesgo retrospectivo es aquel que nos hace pensar que todo lo que está ocurriendo con Covid era muy predecible. Y lo peor es que nos echamos la culpa: “¿por qué no tomé ese trabajo en febrero?” “¿qué estaba pensando cuando creí que podía planear ese súper viaje en verano este año?” Aunque no hubiera manera de predecirlo, si miramos hacia atrás, podemos analizar todas las razones que estaban ahí e ignoramos. Vamos, si le pasó a Wuhan, ¿por qué no a nuestra ciudad? La gran desventaja es que nos sentimos incompetentes, cuando en realidad, no había forma de saber que este año teníamos que ahorrar más o hacer menos planes.
Los sesgos son juicios erróneos o distorsiones de las sensaciones o información percibida. Pero aunque son errores, son muy útiles. Son desarrollos evolutivos que han servido para que los humanos emitamos juicios rápidos y respondamos ágilmente a situaciones que por su complejidad, de otro modo nos tomaría mucho tiempo descifrar. Así que son una especie de “atajos” o shorcuts cognitivos para navegar mejor por el mundo.
¿Se han sentido nostálgicos de la vida pre Covid? Aunque odiáramos ir en el tráfico o apretados en el transporte público a trabajar en nuestra oficina con colegas que no nos caían tan bien, o comíamos mal y en poco tiempo; todos estamos extrañando un poco esa normalidad. Como si nuestra vida oficinista estuviera llena de miel. Incluso miren, en esta página podemos darle play a sonidos típicos de oficina que entonces detestábamos pero que hoy echamos de menos. Esa idea de que el tiempo pasado siempre fue mejor, también es un sesgo y se llama “reconstrucción positiva del pasado”. Este atajo cognitivo, por ejemplo, sirve incluso como medio de supervivencia para minimizar experiencias negativas o hasta traumáticas en el pasado. Por ello tendemos a romantizar lo pasado.
Por último, piensen en cómo se juzga a los gobiernos y sus acciones ante el Covid, pero no desde lo que hacen sino desde lo que ya pensábamos de ellos. Si nos simpatizaban, nos simpatizan más ahora. Si estábamos en contra de ellos, encontramos razones para enojarnos y juzgar duramente sus decisiones. Este es el sesgo de confirmación, que no hace sino confirmar preconcepciones. Reconocerlo como tal, nos podría ayudar a ser más críticos y objetivos respecto a lo que se decide en circunstancias como la actual.
Como decíamos, todos son útiles. Pero también es útil reconocerlos como erróneos y desecharlos. En el primer ejemplo, pensar que todos los que están en la calle lo hacen porque (igual que tú) necesitaban comprar algo básico, o simplemente porque el encierro ha sido duro, nos ayudará a ser más comprensivos y empáticos. Ya hemos hablado de la importancia de ponernos en el lugar de otro. En una crisis social como la actual, conectar con lo que los demás están sintiendo y relacionarlo con nuestras propias circunstancias (que, créeme, por lo que pasa el otro especialmente ahora es muy parecido a lo que tú mismo estás sintiendo), es clave para evitar enojo social ante algo que está fuera de nuestras manos.